La Maquina de Escribir de Chicago

Michael Mann un viejo zorro pero con juguetes nuevos y maniquíes, nos presenta un thriller de acción, que narra la historia del legendario bandido de la época de la Gran Depresión, John Dillinger (Johnny Depp), carismático atracador de bancos que se convirtió en el objetivo número uno del incipiente FBI dirigido por J. Edgar Hoover (Billy “Dr. Manhattan” Crudup) y de su mejor agente, Melvin Purvis (Christian “Batman” Bale).

Dillinger se encuentra con un mundo en medio de un depresión económica artificial, que siempre permiten cambios drásticos, en donde la reglas han cambiado, los nuevos agentes ya no pueden ser sobornados, no porque sean incorruptibles, sino que el precio por su fidelidad lo paga el Estado, los métodos que tiene la nueva agencia contra el crimen son novedosos y no muy respetuosos con las libertades civiles, sus camaradas han cambiado de rubro, buscando algo menos riesgoso y de que arroje mayores utilidades, en resumen un nuevo panorama que incomoda a un romántico de los viejos tiempos, que disfruta su trabajo y no planea su retiro por ahora.

El mundo del hampa que se pasea a sus anchas por todo el Chicago de los treinta se ve enfrentado a los nuevos métodos de la nueva agencia burocrática contra el crimen, estos incluye tortura y sicarios bien alimentados, indican que estos no son simples ladrones sino terroristas que pretenden atentar con los cimientos esenciales de toda república democrática-capitalista, es por ello que es interesante como las libertades civiles son algo intercambiable y temporales, de acuerdo a las necesidades del Estado.

La película presenta buenas sorpresas, tales como su grabación en digital, elección acertada ya que agrega finos detalles a los planos cerrados que incluye en todo el film, esto gracias a su experiencia anterior. Otro aspecto de interes es un guion de gran factura que incluye diálogos escuetos, una verdadera rareza en los tiempos que corren donde las explicaciones grandilocuentes sobran, a esto agregar unas secuencias de acción bien filmadas que no se encuentran aisladas a lo largo de la película, que muestran cierta rutina entre buenos y malos, tal como en un cartoon. Un punto bajo de la película corresponde a sus actores principales, caras de palo de turno que no aportan nada esta vez a la cinta de Mann, esto sin perjuicio, de Marion Cotillard que muestra gran potencial.

Mencion honrrosa a los comentarios que escuche de la audiencia presente en el cine, señalando: “buena la película, pero se veía medio rara, como las teleseries”.