La Maquina de Escribir de Chicago

En tiempos donde campean con mucha fuerza eventos musicales como la maquinaria y otros similares, llega a nuestro país, este documental acerca de una de las bandas que más ha influido a la música popular contemporánea, no es otra que The Kinks.

Mas allá de ser un repetido rockumentary acerca del estrellato y ocaso de alguna banda de turno rescatada del más profundo olvido, Geoff Edgers (periodista y crítico de música del periódico Boston Globe) decidio embarcarse en un imposible, reunir por última vez a la configuración original de la mítica banda inglesa (y tocar junto a ellos), toda una proeza si consideramos que los hermanos Davies no se dirigen palabra alguna, hace ya, varios años.
Esta sorprendente travesía se encuentra cruzada por una infinidad de personajes que van desde Paul Weller (hijo no reconocido de Ray Davies) hasta Zooey Deschanel (500 Días de Verano, si, la fanática de Ringo), pero al avanzar a la meta nos damos cuenta que al final del día, lo importante es como incorporas tus fracasos al camino recorrido.

El documental esta lleno de momentos imperdibles, llamando la atención, los rechazos de Eddie Van Halen, David Lee Roth y Jack White en ser entrevistados para el documental (otro nivel poh cabros!) y las declaraciones de Yoko Ono sobre separaciones de bandas.

Puedo acreditar que hasta ahora, esta cinta representa un verdadero imperdible en el marco de un pobretón SANFIC, que lamentablemente, decidió exhibir en una sala poco adecuada uno de los puntos altos del festival, dejando la interesante vida de del Dj Villalobos en la salas del Hoyts, así están las cosas en este lado del charco.

Sala y Horarios:

Jueves 19, Viernes 20 y Sabado 21 de agosto en Lastarria 90 a las 22:00 horas.

Aprovechando el estreno, y fracaso, en Tv abierta de esta serie, quisiera hacer algunos descargos largamente acumulados contra la misma. No hay nada mejor que patear a alguien cuando éste esta en el suelo.

Ellos dicen relación tanto con el hecho de que su creador es Ryan Murphy (Nip/Tuck) quien disfraza sus facilismos en provocaciones basadas en tabúes de una sociedad que realmente no existe; como también con el hecho en que la serie básicamente sea un musical, género que no es mi favorito, y que se centre en covers de canciones famosas, las cuales han tenido el efecto perverso de incluso quitar de toda vergüenza el hecho de solo mencionar el nombre de Journey ( y que en gran medida permitió esta aberración).

Pero lo realmente molesto de Glee es su posición frente al problema del derecho de autor. En una época de gran tensión en la discusión sobre las formas de consumo, especialmente en materia cultural, la serie a tomado una posición convenientemente ambigüa. Sus personajes no solo cantan un gran número de canciones inmensamente reconocidas, sino que incluso emulan videos musicales en su totalidad, y son recompensados por los artistas por ello. Esto pese a que el dueño de la cadena que los transmite ha sido uno de las principales voces que sin dudar llama ladrones a cualquier clase de infracción a la propiedad intelectual.

Lo cierto es que Glee es un nuevo modelo de negocios de una industria que sufrió de la noche a la mañana un gran cambio en la forma de adquirir sus productos, y que por cierto estuvo en negación de esta realidad por mucho tiempo. No por nada Mcartney ya puso a disposición de Murphy su catálogo.

La agenda cultural porteña se caracteriza por estar repleta de actividades, pero de las cuales muy pocas valen verdaderamente la pena. Por ello es de recalcar que desde el miércoles 11 hasta el sábado 14 de Agosto se exhibirán algunas de las películas presentadas en el Fidocs de este año, en el Centro de Extensión del Consejo Nacional de la Cultura.

Ello pese a ser un muy pequeño porcentaje de los documentales presentados en Santiago. Además se cumple con uno de los requisitos básicos para realizar alguna actividad cultural con éxito en esta región: la entrada es gratuita.

Acá, la programación completa.

El próximo puede ser el gran año del Festival de Viña. Estoy esperanzado de que en esta edición del certamen se acaben las constantes y casi mecánicas críticas al nivel del espectáculo presentado, exigiéndose por moros y cristianos interminablemente que se agende para el mismo algún artista que satisfaga de forma completa su gran apetito cultural (aparentemente es Britney Spears).

Es cierto, su formato primitivo y lleno de solemnidades inútiles y artificiosas dificulta el complacer a todo el mundo. Pero este año la licitación del mismo se la adjudicó Chilevisión, el rey del rating en lo que va del año, un canal que sabe lo que el público desea y necesita. En su parrilla encontramos programas de farándula (SQP, PP), programas que alimentan los programas de farándula (Yingo, Fiebre de Baile), un departamento de prensa especialista en las “lacras” de la juventud, minorías, y personas de ingreso mínimo hacia abajo; y por último series que entretienen mezclando misoginia, xenofobia y racismo con gotitas de humor escatológico (club de la comedia, Infieles).

Tómese acá un momento para reflexionar el hecho de que el anterior es el canal de nuestro Presidente.

Esto no es solo una expectativa, ya se nombro como Director del certamen a Alex Hernandez, capo del exploitation juvenil y del rating vespertino.

Estamos en Nueva Orleans, justos después del huracán Katrina, el detective Terence McDonagh decide salvar a un preso que está a punto de ahogarse. Maniobra que lo deja con un dolor crónico en la espalda, dependiente a medicamentos y a una serie de drogas ilícitas que, más que calmarlo, alientan su personalidad psicopática pendenciera:

El trabajo de McDonagh como policia le permite saciar sus retorcidos intereses que siempre están asociados a delitos: no duda en intimidar a transeúntes para conseguir algo de droga, está abierto a hacer todo tipo de favores a cambio de sexo, hace las veces de pimp de su novia Frankie (Eva Mendes), e incluso llega a quitarle el oxigeno a una anciana moribunda que no quería decir donde se encontraba un testigo. Todo, mostrando su placa y levantando su pistola. ¿Cómo no querer a a McDonagh? Pero no todo es miel sobre hojuelas en la vida de este rati: la nueva investigación que tiene a cargo – el brutal asesinato de cinco inmigrantes senegaleses – lo pondrá en la situación más difícil que traerá consecuencias insospechas en su vida.

Un Policía Corrupto, dirigida por Werner Herzog, es una versión libre – con algunos puntos de conexión – de Un Maldito Policia (1992) de Abel Ferrara, cinta que, pese a su buena factura, fue bastante timorata al momento de elaborar una metáfora contundente acerca de la redención y la culpa cristiana, infranqueables a través de un personaje que bordea la caricatura. De la versión original, tal vez sólo queda en la retina la actuación de Harvey Keitel – como McDonagh -, quien se despacha tremendo monólogo en medio una iglesia, gritándole desenfrenadamente al hijo del pulento, enajenado por la cocaína y el crack. Hazete esa Cage.

Uno de los aciertos de la versión de Herzog, es mostrar a Nueva Orleans húmeda y abandonada; acercándonos más un pantano que a una ciudad: un lugar en donde los reptiles – serpientes, iguanas y cocodrilos – han tomado el control, mostrando una vuelta al estado de naturaleza oculto en medio de tanta civilización e instituciones. Herzog, constantemente, ironiza – sin temor ni limitaciones – sobre los logros obtenidos por la sociedad moderna, siendo los derechos fundamentales y el sueño de una ley eficiente, simples espejismos que se encuentran tras una estructura social vacía hasta la medula, debido a estar regida por una demencia imperceptible.

Nuestro policía no es peor que los otros que lo rodean, sino que el director puso el foco sobre él: Herzog pretende ejemplificar la precariedad de los equilibrios entre el ascenso y descenso que se producen por un hecho azaroso, que no exige a los protagonistas adoptar un definición o cambio en su vida: sólo toman aquello que les sirve y a partir eso disfrutan lo que queda del alicaído sueño americano.

Desde pequeño se me ha inculcado por los instrumentos alienantes ocupados por la clase burguesa para oprimir al pueblo (toma) que existe un espécimen denominado "mujer chilena" cuya máxima evolución es la "madre chilena", un ser al parecer ingenioso, al que le queda la raja la cazuela, sobre la cual pesan todas las responsabilidades del hogar, y que ahora último le dio con salir a trabajar.

¿Hay contarles a esta altura?, se nos fue un capo, después de una larga enfermedad, dejo atrás una larga y variada filmografía, ya que este tipo no le hacia asco a nada. Lo interesante es cada cual lo recuerda desde la vereda que mas le acomoda.

Ningún homenaje esta de mas. Aquí les dejo una secuencia de la película "The Texas Chainsaw Massacre 2", la primera vez que vi a este seco.